Trios inesperados: Un buen viaje




Todo comenzó cuando nos invitaron a mi esposa Marisela, y a mí, Alberto, por parte de una amiga mía de mucho tiempo, María y su esposo Armando, a pasar una semana en Acapulco, a la casa de sus primos que se encontraban en Europa por un par de meses. También iría con nosotros una pareja amiga de ambos, Luz y Fernando, con el único inconveniente de que no habría servidumbre porque sus primos les habían dado vacaciones y la idea era ir sin hijos, ni ellos ni nosotros, ya que Fernando y Luz no tenían familia. 

Llegado el día y una vez dejados los niños con los respectivos abuelos, nos fuimos en mi camioneta Marisela, María, Armando y Yo. Arribando a la casa, que en realidad es una mansión, ya que cada una de las tres habitaciones era una especie de suite, con jacuzzi y todas con vista al jardín, a la alberca y a la bahía y sin forma de que algún vecino atisbara hacia la casa. 

Una vez instalados, Luz y Fernando llegaron, enseguida los seis nos fuimos a comer a un buen restaurante de mariscos, con su buena dosis de alcohol para todos. Después de eso, regresamos a la casa y nos instalamos alrededor de la alberca, a seguir tomando, tomar un chapuzón y platicar; vale la pena hacer un paréntesis para describirnos a los seis protagonistas.

Marisela es mi esposa, es blanca, de cabello castaño, 38 años, bien cuidada, de 1.68 m de estatura y sus medidas son 98-64-91, por lo que podrán ver, muy buena y orgullosa de sus tremendos pechos. María, de 36 años, rubia, delgada, de 1.60 m de estatura y con medidas 80-59-89, quizás un poco plana pero con unas caderas como las de la cantante Shakira, que uno no podía dejar de ver cada vez que nos daba la espalda; cabe señalar que 15 años antes, ella y yo habíamos tenido un faje tremendo una sola vez pero sin llegar a más, quedando siempre como amigos pero con la duda para ambos de lo que hubiera pasado. Luz, la más joven, de 32 años, blanca, de cabello negro, estatura de 1. 64 m y con medidas 86-60-86 pero sobre todo, con una cara preciosa, como de modelo de revistas. 

Por nuestra parte, Armando, de 39 años, moreno, delgado, de 1.75 m de estatura y con aire bohemio, de acuerdo a su profesión de artista plástico. Fernando, de 37 años, blanco, de complexión normal, estatura de 1.68 m y muy simpático. Finalmente yo, Alberto, el más grande, de 40 años, mido 1.70 m de estatura, soy blanco, de complexión normal con un poco de panza. Resumiendo, tres forros de mujeres en su plenitud sexual y tres tipos normales, ni feos ni guapos. 

Ese noche, ya cansados por el viaje, nos fuimos a dormir temprano quedando de disfrutar la casa los dos primeros días y luego, ya salir a esquiar y en las noches, a bailar. Al día siguiente, almorzamos tarde y nos quedamos en la alberca, donde el show comenzó cuando las tres lucieron sus bikinis y sus cuerpos y nosotros, como buenos hombres, nos fijábamos más en las parejas del prójimo que en la propia, así que a mí, las caderas de María y la cara de Luz me traían loco, al igual que los senos de mi mujer, que les hacían hacer el bizco a los otros dos.

Salió el tema de que, en Playa del Carmen, a todos nos había tocado ver a las turistas europeas en topless y la discusión salió de la pregunta sobre de qué forma era más interesante ver a una mujer, si en topless o en bikini. Yo contesté que en bikini pero que si querían hacerme cambiar de opinión, se pusieran topless, moción aprobada por los otros dos pero al final, ellas no se animaron. 

Después de la comida y al atardecer, nos metimos a la sala, para evitar los mosquitos y propusimos jugar algo de mesa; mi proposición de póker de prendas fracasó, debido a que ellas estaban con bikinis y pareos y nosotros, con shorts, lo que hubiera sido el juego más corto; sin embargo, el alcohol y las cervezas en el día y el tequila, el whisky, el ron y el vodka en la noche, más todo el día viendo los tres cuerpos de ellas, empezó a hacer su efecto y la plática giró hacia el tema del sexo y lo que a cada quien le gustaba o lo más loco que habíamos hecho.

Así, nosotros dijimos que en mismo Acapulco, todavía como novios, habíamos hecho el amor en la alberca de conocido hotel, a las 7 de la noche, ya que no había nadie y cosas por el estilo; luego nos tocó empezar a hablar de fantasías y Marisela dijo que a ella le atraía el sadomasoquismo soft (bondage) pero a mí no me atraía nada. Cuando me tocó a mí decir mis fantasías, les comenté que lo que más me atraía era el sexo en grupo y sobre todo, los tríos, aún más que las orgías y que incluso, con una pareja de amigos, antes de conocer a Marisela, lo había vivido pero solo una vez.

Todos coincidimos que era una fantasía de casi todo mundo, ya fueran tríos HMH ó MHM, aunque Marisela me reviró que ella sí estaba interesada pero que no lo podría hacer conmigo enfrente, que lo podría hacer con otros dos y la discusión se abrió sobre los celos que se presentarían al ver a tu pareja con otro. Entonces María dijo que para probar por qué no una pareja, no de esposos, se daban un pequeño faje enfrente de los otros, a ver si se presentaban los celos en sus respectivas parejas.

Aceptamos la propuesta y los primeros fueron Marisela y Fernando y ni Luz ni yo dijimos que tuviéramos celos, después fueron Luz y Armando y Fernando dijo que no estaría tan seguro. A continuación, María y yo nos dimos un muy buen faje, Armando no protestó pero Marisela dijo que después de tener un trío sin mí, lo podría hacer conmigo y de repente, Armando comentó que ya que todos estábamos en sincronía y “ustedes tres”, refiriéndose a ellas, “nos han tenido calientes todo el día”, nos propuso “¿por qué no hacemos tríos durante tres noches?”, de tal forma que sea una pareja la que se divida y ella se fuera con los otros dos hombres y él se quedara con las otras dos, así nadie podía alegar celos.

Sorpresivamente y en una dinámica rapidísima, se hizo un rol en el que la primera noche, Luz y Fernando se separarían, la segunda serían María y Armando y en la última, nosotros y al momento, estaríamos Luz, Armando y yo en la habitación de ella solos. Ya que estábamos solos los tres, Luz se volteó, me besó y acarició a Armando diciéndonos “tranquilos niños”, luego puso música tranquila de su iPod y comenzó a bailar con Armando, pidiéndome que me acercara por atrás y entre los dos, la fuimos acariciando.

Luego de algunos minutos, Armando le quitó el top y yo, el calzón del bikini y le comencé a besar su vello púbico y me seguí a su botoncito mientras ella le hacía una bonita felación a Armando hasta que me dijo que la dejara de besar y la poseyera, siendo obedecida de inmediato y en medio de su orgasmo, los dos terminamos, yo en su vagina y él en su boca. Descansamos un poco y luego, Luz nos dijo que quería probar una doble penetración, enseguida Armando se acostó boca arriba, ella se subió penetrándose con su pene y yo le comencé a acariciar su anito con lubricante y con un par de dedos.

Después, yo se los sustituí por mi pene y si de por sí ella tiene una cara preciosa, la que tenía gozando con dos penes era divina y así continuamos hasta que todos terminamos y al final, nos quedamos dormidos, ella entre los dos. A la mañana siguiente, al despertar, Luz hizo el amor con cada uno pero separados, al tiempo que el otro nada más observaba y nos fuimos a desayunar con los otros tres, que también traían unas caras de satisfacción como la de nosotros tres. 

Ya en la alberca, estuvimos descansando y cada quien con su pareja, luego mi esposa me preguntó cómo la había pasado y le respondí “súper bien”, tan solo vi la cara de felicidad de Luz por haber estado con dos hombres. Para mi sorpresa, ella me comentó que no era necesario que fueran del sexo opuesto para disfrutar con dos personas, incluso añadió que mi amiga Mary era tremenda y me dejó a la imaginación lo que había pasado en el otro cuarto.

El resto del día transcurrió entre cervezas, ron y todo mundo estábamos esperando la noche, que al parecer, iba a empezar antes, ya que desde las 7 de la noche, Mary comentó que era tarde y que nos fuéramos a las habitaciones; como a ella le tocaba estar con dos hombres, entendimos su urgencia y nos retiramos a la recamará. Ahí, ella y yo empezamos un faje riquísimo en la cama, recordando viejos tiempos mientras Fernando nos veía y cuando Mary me empezó a dar una mamada riquísima, él la comenzó a penetrar por atrás haciendo que ella dejara de hacerlo para tomar aire. 

Cuando se terminó ese primer round, yo decidí que no podría dejar de hacerle el amor de “a perrito” a esas preciosas nalgas y cuando estaba haciéndoselo, Fernando se metió por abajo y comenzaron un “69” pero yo sentía que, a veces, él no solamente le besaba su clítoris a Mary, sino que también lo hacía con mi pene, cuando entraba y salía de ella pero preferí no averiguar hasta que terminé. 

Al momento y riéndose, Fernando me cuestionó si me había gustado y le contesté que sí mientras no me pidiera que se lo regresara, enseguida Mary terció diciéndome que era muy fresa y aburrido, añadiendo que para disfrutar del sexo, no es necesario ser de diferente sexo.

También, ella me preguntó si no me gustaría estar en un sándwich pero yo de relleno y le respondí que sería un desperdicio, teniendo mujeres tan bellas como ellas tres e inmediatamente después, le hicimos el amor salvajemente, en donde ella me contestó beso por beso y al menos creo que tuvo varios orgasmos antes de que yo terminara, con lo que quedé muerto y ya no supe si ellos dos siguieron haciéndolo. 

Al otro día, estuve platicando con mi mujer y de nuevo, me preguntó cómo la había pasado, le respondí que muy bien, entonces añadió que tenía que ser más abierto y le respondí que ya lo que hacíamos los seis era bastante raro como para algo más. Añadí que ese día sería la gran noche para ella y para mí, ya que por fin estaríamos con otros dos para disfrutar, me platicó que todas las noches anteriores también las había disfrutado mucho y me recalcó “¡ya ves como eres cerrado!”. 

Durante el día, ellas anduvieron topless hasta que Fernando propuso que por qué no nos poníamos todos desnudos, puesto que ya todo mundo se conocía en esas circunstancias, inmediatamente todo mundo nos desnudamos, sin que pasara más en el día, todo mundo estuvo relajado hasta que volvió a llegar la noche y fue mi turno con Mary y con Luz. Ya en la recámara y cuando quería empezar a acariciar a Luz, me dijeron “tranquilo, primero te vamos a dar un show” y comenzaron un verdadero lesbian show, que hubiera dejado pálida de envidia a cualquier profesional. 

Cuando terminaron, ambas me dieron un beso y me preguntaron “¿te gusto?”, les contesté “me encantó pero ya quiero estar con ustedes”, enseguida me pidieron que me acostara boca abajo y Luz se subió encima de mí, penetrándose y cabalgándome. Por su parte, Mary se puso de frente a ella pero sobre mi cabeza, por lo que le comencé a besar su clítoris mientras ellas dos también se besaban y acariciaban los senos hasta que, pasados unos minutos, yo sentí como Mary se vino, luego Luz también lo hizo y después, al final yo. 

Ya que estábamos descansando, me preguntaron qué quería hacer y les respondí que deseaba tomar a las dos de “a perrito” y cambiándome de una a otra. Ya de acuerdo, ellas me lo concedieron pero no me dejaron terminar, ya que Mary quería que la cogiera por el ano pero viéndola de frente, con sus patitas al hombro. Así lo hicimos pero la verdad, fue la relación anal más rápida que he tenido para tener un orgasmo. 

Al final, ellas me dejaron descansar un rato mientras ellas se acariciaban, entonces les pregunté si también se acariciaban con Marisela y nada más soltaron la carcajada y me dijeron “claro que sí y estamos seguras que te hubiera encantado verla”. Después de un rato, ya estando listo para el tercero (bendito Viagra), comencé a hacerle al amor a Luz en el clásico misionero mientras Mary me comenzaba a acariciar la espalda y se fue bajando hasta que se subió sobre mí, refregando todo su sexo sobre mis nalgas y besándome el cuello. 

Total que me sentía en un sándwich riquísimo entre las dos y hasta Mary me susurró al oído “¿no te encantaría que tuviera un pene y te penetrara?” y siguiéndole la corriente, le respondí que sí, aparte de que se sentía rico estar entre los dos cuerpos y me indicó “mañana veremos”. Al otro día en la mañana, yo le pregunté a Marisela “¿cómo estuvo?” y me respondió “imagínate, tuve los dos penes al menos una vez en cada uno de mis hoyitos, aparte de un show de ellos dos”, enseguida yo puse una cara de sorpresa pero no comenté algo.

En el día, todos comentábamos qué haríamos en las siguientes dos noches, yo les propuse que trajéramos a la sala los colchones de dos recámaras y nos quedáramos los seis juntos, ya que todos habíamos estado con todos y sería divertido estar todos juntos. En ese momento, Mary y Marisela me dijeron que era una mentira, ya que yo no había estado con todos, que me faltaba al menos dos y eran Armando y Fernando y siguiéndoles la broma, les indiqué que en la noche se cumpliría su deseo, sin pensar realmente en hacerlo. 

Sobra decir que ese día, comimos al medio día una reparadora marisqueada y la noche empezó como a las 5 de la tarde, cuando ya sobre una de las camas, las tres mujeres se comenzaron a besar y a acariciar frente a nosotros, formando un círculo y besándose los sexos unas a otras. En ese momento, yo estaba sentado junto a Fernando y sorpresivamente, él me tomó mi pene y me dijo que tenía que cumplir lo que había dicho en la mañana y me comenzó a mamar mi pene riquísimo mientras yo me dejaba hacer. 

Al vernos, Armando me puso el suyo en la boca y no me quedó más que empezar a besárselo y algo pasó dentro de mí porque me comenzó a encantar y me prendí a su pene; al mismo tiempo, Fernando me lo mamaba y me acariciaba el ano con lubricante hasta que dejó de hacérmelo, entonces me puso en cuatro, me recostó y acabo con mi virginidad. Una vez que agarró ritmo Armando me regresó el favor de la mamada y me vine de inmediato, al mismo tiempo que Fernando seguía dentro de mí; al momento, fuimos aplaudidos por ellas tres, que estaban fascinadas con el show y Marisela me dijo “hasta que se te quitó lo fresa”. 

La noche fue una orgía de bacanal romana en la que no se tuvo ningún límite para gozar, donde hubo dobles penetraciones, trenecitos, incluso Armando tuvo el honor de ser el primer anito masculino que poseí, al tiempo que él le daba a Luz y terminé con el mayor placer al poseer a Mary por atrás, al tiempo que Armando me lo hacía a mí, tal parecía que le estaba haciendo el amor a su esposa a través de mí, por la fuerza con la que me penetraba. No les miento si les digo que ha sido el mayor orgasmo que he tenido en mi vida. 

Al siguiente y último día, seguimos haciendo de todo sin que se me escapara el culito de Fernando, que era el único que me faltaba y una doble penetración a mi esposa, con el mismo Fernando. Lo último que hicimos fue cuando Marisela y Luz estaban en un riquísimo “69”, entonces yo penetré a Luz y Fernando a Marisela y al tiempo de besarle el clítoris de la otra, nos daban unas ricas chupadas a sus respectivos maridos.

Ya en el desayuno del día de regreso y después de regresar las camas a los cuartos y de arreglar el desastre en que estaba la casa, les dije que como en las Vegas, “lo que sucede en las Vegas, se queda en las Vegas” entonces aplicaríamos lo mismo a Acapulco, “lo que sucede en Acapulco, se queda en Acapulco”. Otra vez, Mary me dijo “¡qué fresa!” y añadió que no veía inconveniente en hacer estas fiestas, de vez en cuando, en la ciudad de México y que el año siguiente, sí, otra semanita así estaría divina. 

Esa moción la tuvimos que aceptar todos, menos Luz, quien para sorpresa de todos, dijo que algo no le había gustado, por lo que tenía algo que solicitar. Todos nos quedamos sorprendidos hasta que señaló que lo que no le había gustado era el uso de tantos condones y por lo tanto, nos pedía que dos meses antes, todos nos hiciéramos análisis completos y nos fuéramos fieles entre los seis, para que al llegar a Acapulco, nos disfrutáramos todos sin interrupciones para ponernos condones y como ella tenía razón, a todos nos agradó la idea; por mi parte, yo solo espero que el año que entra exista un Viagra, Cialis o Levitra que no de dolor de cabeza porque ese fue mi único problema.

En el transcurso del año, hemos tenido algunos encuentros entre cuatro pero nunca hemos podido estar otra vez los seis juntos, espero que estas vacaciones nos vuelva a tocar otra ida como esa.


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